Introducción
La popularidad de un nuevo casamiento tras el divorcio ha inundado al mundo evangélico y ha alcanzado aceptación en la mente de muchos. Pero ¿qué tiene que decir el Nuevo Testamento a este respecto? En algunos países el tema ha llegado a ser tabú y cualquiera que exhuma el asunto es considerado como una amenaza potencial a la institución.
Una breve historia
Hubo un tiempo cuando la mayor parte de los evangélicos creían que Las Escrituras condenaban el nuevo casamiento tras un divorcio. Después, esta creencia popular experimentó una transición y se nos dijo que bajo algunas excepciones las Escrituras permiten un nuevo casamiento tras el divorcio. Más tarde llegó la tercera y actual fase: Divorciados casados de nuevo son bienvenidos a nuestras iglesias sin investigar la naturaleza de su divorcio. La mera existencia de un matrimonio ha llegado a ser—en la mayoría de los entornos— suficiente razón para recibirlos como miembros de la comunidad. Así pues, una persona puede divorciarse de su esposa por cualquier causa, volverse a casar y llegar a ser un miembro activo de una comunidad evangélica.
Sin embargo, cuando se discute el asunto, se nos continúa diciendo que el volverse a casar después de un divorcio solo es posible en los límites de ciertas excepciones. Síguele que hay algunas discrepancias entre lo que se practica y lo que se enseña. Esto no debería sorprender a nadie, pues sería imposible mantener escrituralmente lo que se practica en incontables iglesias evangélicas en lo concerniente al divorcio y nuevo matrimonio.
Mi objetivo
En las siguientes consideraciones pondré en cuestión la validez de todo matrimonio después del divorcio, esto es, desafiaré la afirmación de que, bajo ciertas circunstancias, la Escritura permite un nuevo matrimonio tras el divorcio.
No es mi intención denigrar a los divorciados que se han vuelto a casar. Mi objetivo es simplemente investigar las Escrituras, principalmente el Nuevo Testamento, para ver qué es lo que se enseña al respecto.
El mito de la complejidad
De hecho, el asunto no es tan complejo como pueda parecer. En el Nuevo Testamento solo Jesús y el apóstol Pablo hablan sobre ello, y de lo que dicen podemos esbozar una clara conclusión.
Si el Nuevo Testamento fuese tan confuso para sacar una conclusión autoritativa entonces tendríamos que encontrar la respuesta en el judaísmo. Pero felizmente, este no es el caso.
Intentar usar el Antiguo Testamento para empañar el claro cuadro presentado en el Nuevo es una tentativa que expresa cierto grado de desesperación. Imaginemos si alguien usase este método para sacar conclusiones respecto a la poligamia. ¿Qué podrías decirle? Le dirías que la respuesta está claramente expuesta en el Nuevo Testamento y que la conclusión debería sacarse de allí. Lo mismo se aplica al divorcio y al nuevo matrimonio. Consecuentemente, mientras prosigo, me referiré al Antiguo Testamento y a las leyes romanas solamente en vista de comprender el contexto de la declaración de Jesús en el Evangelio de Mateo, un Evangelio escrito a los judíos.
Sobre la presentación
Estas consideraciones estarán divididas en varias secciones para hacer más fácil seguir mi línea de pensamiento. Intentaré mantener cada consideración tan breve como sea posible, lo cual será un desafío desde el principio hasta el final. Si presto poca atención a ciertos pasajes no es por temor adonde éstos puedan llevar, sino más bien para enfocar en lo que sea necesario para entender la esencia de lo que se enseña. Intentar ser exhaustivo a este punto solo obstruiría la exposición y la haría difícil de entender, por lo menos para aquellos que no están familiarizados con el tema.
Puede que algunos de ustedes encuentren “La Sección Tercera” algo difícil de comprender. Pero con un poco de esfuerzo, confío en que entenderán lo que quiero decir. Léanla despacio, y tomen tiempo para pensar en lo que está escrito.
Sección Primera
Lo que Jesús Enseña
Primera Consideración
Para analizar la enseñanza mesiánica respecto al divorcio y el nuevo matrimonio tenemos el testimonio de los tres Evangelios.
Evangelio de Marcos
Si tuviésemos solamente el Evangelio de Marcos para sacar nuestra conclusión tendríamos que deducir que todos los nuevos matrimonios tras el divorcio son pecaminosos. Marcos relata las palabras de Jesús como sigue: “Y les dijo: Cualquiera que repudia a su mujer y se casa con otra, comete adulterio contra ella; y si la mujer repudia a su marido y se casa con otro, comete adulterio.” (Marcos 10:11-12). La declaración aquí es impenetrable, sin dejar lugar a ningún malentendido. El contexto es claro y la conclusión fácil de sacar. De esta declaración mesiánica sería imposible inferir que están permitidos algunos nuevos matrimonios tras el divorcio cuando el marido o la esposa aún viven.
Es significativo notar que aquellos que recibieron este Evangelio solo tenían estos dos versículos de donde poder extraer sus conclusiones. Según la mayor parte de los eruditos el Evangelio de Mateo fue escrito años después, e incluso si el Evangelio de Mateo hubiese llegado primero, sería irrazonable pretender que los receptores del Evangelio de Marcos hubiesen tenido todo acceso al Evangelio de Mateo. Embarcarnos en tal presunción sería especular más allá de la razón. Después de todo, el Evangelio de Marcos fue escrito a los gentiles y el Evangelio de Mateo a los judíos. Sin embargo, casi todos los eruditos creen que el Evangelio de Marcos fue escrito varios años antes del de Mateo (algunos sugieren más de una década antes).
Evangelio de Lucas
“Todo el que repudia a su mujer, y se casa con otra, adultera; y el que se casa con la repudiada del marido, adultera.” (Lucas 16:18). De nuevo, si solo tuviésemos solamente en Evangelio de Lucas para sacar nuestras conclusiones, deduciríamos lo mismo, esto es, todos los nuevos matrimonios tras el divorcio son pecaminosos (cuando el marido o la esposa aún viven).
Evangelio de Mateo
En contraste con Marcos y Lucas, Mateo relata una cláusula de excepción: “Pero yo os digo que el que repudia a su mujer, a no ser por causa de πορνεία, hace que ella adultere; y el que se casa con la repudiada, comete adulterio.” (Mateo 5:32). Y de nuevo: “Y yo os digo que cualquiera que repudia a su mujer, salvo por causa de πορνεία, y se casa con otra, adultera; y el que se casa con la repudiada, adultera.” (Mt.19:9). He dejado la cláusula de excepción en griego pues como veremos, no hay consenso acerca de cómo debería ser traducida esta palabra. Aquellos que mantienen que la Escritura permite algunos matrimonios tras un divorcio creen que la palabra πορνεία significa inmoralidad sexual en general, y aquellos que mantienen que el volverse a casar tras el divorcio es siempre moralmente equivocado creen que la palabra significa solo fornicación, esto es, el pecado sexual de alguien soltero.
Una pregunta importantísima
A continuación se escribirá más acerca de πορνεία, pero por el momento lo que nos interesa es que Mateo refiere esta cláusula de excepción mientras que Marcos y Lucas la ignoran completamente. Mateo no solo la menciona, sino que lo hace dos veces, esto es, en ambos pasajes que están relacionados con el divorcio. ¿Por qué insiste tanto en esta cláusula de excepción mientras que Marcos y Lucas mencionan las palabras de Jesús como prohibiendo todos los nuevos matrimonios tras el divorcio, y ello, sin mencionar ninguna excepción? Necesitamos responder satisfactoriamente a esta pregunta. Aquí, una explicación imprecisa y dudosa no será suficiente. Después de todo, esta pregunta está en el mismo centro del asunto que tratamos.
Segunda Consideración
La respuesta que proponen mis oponentes
La mejor y más popular respuesta dada por aquellos que sostienen que πορνεία significa inmoralidad sexual en general, es la siguiente: “la razón más probable para esta diferencia es que Mateo estaba explicando con todo lujo de detalles lo que Lucas y Marcos dejan implícito en el contexto social” (James Patrick Holding).
La idea que transmite esta respuesta es que todos aquellos que vivían en ese contexto histórico y social conocían ya la excepción. Consecuentemente, según mis oponentes, Marcos y Lucas no vieron la necesidad de mencionarlo.
Primera refutación
El problema con esta respuesta es que alberga serias inconsistencias. La primera es que, ya que mis oponentes creen que πορνεία significa inmoralidad sexual en general, la cláusula de excepción hubiese sido conocida solamente—o con seguridad mayormente conocida—en el contexto social judío, pues un influyente maestro judío llamado Shammai había enseñado celosamente que la inmoralidad sexual era la única razón que permitía el divorcio. Su doctrina había sido difundida a lo largo y a lo ancho de Israel y llegó a ser parte del contexto social de los judíos. Pero por extraño que parezca, es precisamente Mateo—cuyo Evangelio se dirige a los judíos—quien vio la necesidad de explicar con todo lujo de detalles la cláusula de excepción. ¿Por qué? Esto sugiere poderosamente que Mateo no está de acuerdo con la teoría que mis oponentes proponen, pues si la teoría hubiese tenido algún tipo de credibilidad en la mente de Mateo, él de entre todas las personas, hubiese omitido la cláusula de excepción.
La segunda inconsistencia es la inversa de la primera, pues contrario al contexto social judío, la cláusula de excepción no era implícita en el contexto social de los gentiles a quienes Marcos y Lucas dirigen su Evangelio, o de seguro, infinitamente menos implícita que en la sociedad judía. Pero de forma extraña, son precisamente Marcos y Lucas quienes omiten la cláusula de excepción. ¿Por qué? Si Mateo la hubiese omitido y Marcos y Lucas la hubiesen mencionado, entonces la respuesta propuesta podría tener una pizca de credibilidad, pero los hechos bíblicos revelan todo lo opuesto.
Me parece que la respuesta que mis contendientes proponen naufraga en la piedra angular de su teoría, pues vemos que se menciona la cláusula de excepción donde era altamente implícita en el contexto social, y omitida donde era casi inconcebible en el contexto social.
Segunda refutación
Otro factor que debilita la respuesta de mis oponentes es que muchos de los que escuchaban a Jesús ya habían observado que Él había venido para cambiar el contexto moral de sus días. Lo que había sido implícito en el contexto social fue a menudo derrumbado y reemplazado por un estándar moral más alto. Una simple lectura de Mateo 5: 20 al 48 lo hace bastante claro. Este pasaje manifiesta una substancial reforma moral, esto es, un pasar de lo que existía en el contexto social a lo que nunca había existido en él. Este innegable hecho histórico deja sin validez la respuesta que mis oponentes sugieren.
Proponer que Marcos y Lucas se apoyaban en el contexto social que Jesús acababa de reemplazar equivale a una propuesta despojada de contenido racional.
Tercera refutación
Otro factor que arrasa con la respuesta de mis oponentes es la misma declaración expresada por Marcos y Lucas. Marcos escribe: “Y les dijo: Cualquiera que repudia a su mujer y se casa con otra, comete adulterio contra ella; y si la mujer repudia a su marido y se casa con otro, comete adulterio.” (Marcos 10:11-12). Y Lucas: “Todo el que repudia a su mujer, y se casa con otra, adultera; y el que se casa con la repudiada del marido, adultera.” (Lucas 16:18).
Estas dos declaraciones son tan absolutamente categóricas que haber sobreentendido una cláusula de excepción de un contexto social incapacitado hubiera sido lo mismo que un suicidio moral, pues seguramente la declaración de Jesús—tal como se recoge por Marcos y Lucas—no deja lugar para tal especulación. Ellos no insinuaron ninguna excepción ni dieron posibilidad alguna de una excepción importada del contexto social. Como ya hemos visto, el contexto social de los gentiles difícilmente podría haber evocado tal excepción, mucho menos darle credenciales.
Cuarta refutación
Si la respuesta propuesta por mis oponentes fuese válida, las declaraciones de un evangelista de hoy podrían ser constantemente reinterpretadas a través del contexto social. Si escribiésemos a personas de una nación católica: “Todos los hombres son pecadores”, tendrían derecho a interpretar su declaración a través de su contexto social y leer: “Todos los hombres son pecadores excepto el Papa”. De nuevo cuando escribiésemos: “Somos salvos por la fe”, tendrían el derecho a leer: “Somos salvos por fe y por obras”. Síguele que si su implicación contextual fuese una práctica válida, el evangelista nunca podría estar seguro de ser entendido, y las personas nunca podrían estar seguras de haber entendido lo que el evangelista trataba de decir. Al fin, en el día del juicio, estas personas podrían decir a Dios: “El contexto social trajo confusión a Tu Evangelio. Pensábamos que el evangelista había omitido algunas partes porque eran implícitas en el contexto social”. Pero por supuesto Dios podría responder: “Añadir a mis palabras en base a tu contexto social y pretender tener razón fue algo necio”. Y la respuesta de Dios sería absolutamente racional.
Me parece que la respuesta propuesta por mis oponentes mina la eficiencia de la comunicación y aparece por tanto altamente defectuosa.
Así que la pregunta sigue sin contestar: ¿Por qué Mateo insiste tanto en una cláusula de excepción mientras que Marcos y Lucas la ignoran del todo? Sin una respuesta adecuada el punto de vista de mis oponentes pierde muchísima credibilidad.
Insisto, si hubiese una excepción que permitiese a las parejas casadas divorciarse y volverse a casar, entonces Marcos y Lucas serían escritores que estarían desorientando y confundiendo a sus lectores, pues no solo no mencionaron tal excepción, sino que también destruyeron—por su absolutidad—la posibilidad de tenerla. Cada palabra que mencionan apuntan a la ilegalidad de todos los matrimonios tras el divorcio, esto es, si el primer marido o esposa aún viven.
Una implicación directa
Si comenzamos con el punto de vista sostenido por mis oponentes, un escenario como este habría sido posible alrededor del año 65 d.C. e incluso hoy en ciertos ámbitos:
El escenario: Un hombre se casa con una mujer que se divorció de su marido tres años antes. Tuvo cinco hijos con ella y la familia vive felizmente hasta que lee el Evangelio de Marcos. De repente llega a la conclusión: él y la mujer con la que se casó están viviendo en adulterio. Después de todo, esto es precisamente lo que lee en el Evangelio de Marcos: Y les dijo: “y si la mujer repudia a su marido y se casa con otro, comete adulterio.” (Marcos 10:12). Movido por el temor del Señor el hombre se arrepiente y deja la mujer con que tuvo cinco hijos. Pocos años después se casa de nuevo, pero esta vez con una mujer que nunca estuvo casada. Tres hijos resultan de esa nueva unión. De nuevo viven felizmente durante algunos años hasta que cae sobre el Evangelio de Mateo. Leyéndolo cuidadosamente descubre que las Escrituras no condenaban su primer matrimonio ya que su mujer se había divorciado de su primer marido por inmoralidad sexual. “Bien”, dice, “esto significa que ahora estoy viviendo en adulterio”. De nuevo se dobla sus rodillas, se arrepiente, y vuelve a aquella quien es, según mis oponentes—su verdadera esposa.
¡Qué lio! Y esto porque—según mis oponentes—Marcos solo declaró la regla general, omitiendo la cláusula de excepción. Me parece que la respuesta que ofrecen mis oponentes denigra a Marcos y Lucas y les vuelve maestros irresponsables. Más aún cuando se me dice que la cláusula de excepción es el eje sobre el cual pivota toda la doctrina del divorcio y el nuevo matrimonio.
Si este punto de vista fuese correcto, un maestro responsable debería siempre mencionar—e insisto, siempre—la cláusula de excepción junto con la regla. Hacer de otra manera equivaldría a presentar solo una parte de la verdad, y como comprendemos, las verdades parciales son tan engañosas como las mentiras parciales.
Conclusión
El hecho es que mis contendientes no han dado respuesta satisfactoria a la pregunta arriba mencionada. Sus intentos quedan no solo extremadamente débiles, sino también poco convincentes. El hecho de que Marcos y Lucas condenan todos los matrimonios después del divorcio crea un problema que parece irremontable para mis oponentes. De hecho, nunca conocí a ninguno que pudiese remontarlo.
Sección Segunda
Respondiendo a la pregunta
Tercera Consideración
¿Por qué Mateo insiste tanto en la cláusula de excepción mientras que Marcos y Lucas mencionan las palabras de Jesús como prohibiendo todos los matrimonios tras el divorcio, esto es, sin mencionar ninguna excepción?
Una respuesta muy plausible
Como ya dije, es importante darse cuenta de que mientras Marcos y Lucas dirigen su Evangelio a los gentiles, Mateo lo dirige a los judíos. Sugiero que la respuesta que buscamos descansa en esta singularidad, pues como veremos, existía una peculiar costumbre entre los judíos que provocó la necesidad para una cláusula de excepción—una necesidad no existente entre los gentiles. A esta luz, Mateo, Marcos y Lucas se posicionan como maestros precisos, todos ellos responsables y completos en sus respectivas narraciones. Ninguno de ellos guía a sus lectores a situaciones confusas, y todos ellos permanecen en acuerdo el uno con el otro.
Una costumbre judía
Al contrario que entre los gentiles, el compromiso matrimonial (desposorio) judío era casi tan vinculante como el mismo matrimonio. De hecho, tras el compromiso el marido ya era llamado “esposo” y la mujer “esposa”. Esto se ve en tales escrituras como Deuteronomio 22: 23, 24 “Si hubiere una muchacha virgen desposada con alguno, y alguno la hallare en la ciudad, y se acostare con ella; entonces los sacaréis a ambos a la puerta de la ciudad, y los apedrearéis, y morirán; la joven porque no dio voces en la ciudad, y el hombre porque humilló a la mujer de su prójimo; así quitarás el mal de en medio de ti.”
Lo mismo se ve en el Nuevo Testamento: “El nacimiento de Jesucristo fue así: Estando desposada María su madre con José, antes que se juntasen, se halló que había concebido del Espíritu Santo. José su marido, como era justo, y no quería infamarla, quiso dejarla secretamente. Y pensando él en esto, he aquí un ángel del Señor le apareció en sueños y le dijo: José, hijo de David, no temas recibir a María tu mujer, porque lo que en ella es engendrado, del Espíritu Santo es.” (Mateo 1:18-20)
Escribiendo sobre el compromiso matrimonial judío, el Rabino Maurice Lamm explica: “Esta toma (conquista) es un mandamiento positivo y se desarrolla en una de estas tres maneras—con dinero, por contrato, o por cohabitación… y se llama en todo lugar kiddushin o erusin. Y una mujer que es “aquirida” en una de estas tres formas es llamada mc’kudeshet o arusah [una mujer comprometida]. Tan pronto como es “adquirida” y llega a ser comprometida matrimonialmente, aun si no ha cohabitado y ni tan siquiera entró en la casa del novio, es una mujer casada. Cualquiera otro que su marido, quien cohabite con ella, es culpable de pena capital. Si desea separarse de ella, requiere un divorcio.” (https://www.chabad.org/library/article_cdo/aid/465162/jewish/The-Jewish-Marriage-Ceremony.htm)
Tenemos también la Enciclopedia Judía que dice: “La raíz אָרַשׂ (“comprometer”), de la cual la talmúdica abstracta כְּלוּלֹת se deriva (“compromiso”), debe tomarse en este sentido; esto es, contratar un matrimonio actual, aunque incompleto. En dos de los pasajes en los cuales ocurre la mujer comprometida en matrimonio es directamente designada como “esposa” (II Sam. Iii. 14, “mi esposa a quien he prometido” (“erasti”), y Deut. Xxii.24, donde la comprometida en matrimonio es designada como “la esposa de su vecino”. En la más estricta conformidad con este sentido la ley rabínica declara que el compromiso matrimonial es equivalente a un matrimonio actual y solo puede ser disuelto por un divorcio formal.
En contraste con los gentiles, el compromiso matrimonial judío era vinculante y no podía ser fácilmente disuelto. Bajo la ley mosaica el marido tenía que acusar y demostrar—tras la primera relación sexual—que su prometida esposa no era virgen. Si las evidencias respaldaban su acusación la mujer era apedreada hasta la muerte y entonces el lazo del compromiso matrimonial era roto (ver Deuteronomio 22: 13-21). Sin embargo, solo los sacerdotes estaban bajo la obligación de casarse con una virgen (Levítico 21:7). Consecuentemente no todas las mujeres prometidas que no eran vírgenes eran apedreadas hasta la muerte, sino solo aquellas que eran públicamente acusadas por su esposo.
En los días de Jesús
Sin embargo, en los días de Jesús, las autoridades romanas habían erradicado de los tribunales judíos el derecho a imponer la pena de muerte. Conforme al Talmud (Sanhedrin 41a) esto se hizo alrededor del año 30 d.C.
Este cambio jurídico es confirmado en Juan 18:31, “Entonces les dijo Pilato: ‘Tomadle vosotros, y juzgadle según vuestra ley’. Y los judíos le dijeron: ‘A nosotros no nos está permitido dar muerte a nadie’”. Según su ley ellos creían que Jesús debía morir, “Nosotros tenemos una ley, y según nuestra ley debe morir, porque se hizo a sí mismo Hijo de Dios” (Juan.19:7). Pero conforme a sus propias palabras, no podían hacerlo legalmente.
Lo mismo se observa en Juan capítulo ocho. Allí los escribas y los fariseos intentaron inducir a Jesús con la esperanza de que pudiera subvertir las autoridades romanas, dándoles una ocasión para acusarle: “Entonces los escribas y los fariseos le trajeron una mujer sorprendida en el acto mismo de adulterio. Y poniéndola en medio le dijeron: ‘Maestro, esta mujer ha sido sorprendida en el acto mismo de adulterio. Y en la ley nos mandó Moisés apedrear a tales mujeres. Tú, pues, ¿qué dices?’ Mas esto decían tentándole, para poder acusarle, pero Jesús, inclinado hacia el suelo, escribía en tierra con el dedo” (Juan 8: 3-6).
Algunos podrían objetar apuntando la muerte de Esteban en Hechos 7:58. Pero la muerte de Esteban no demuestra que el matar era legal bajo las leyes romanas. El caso del apóstol Pablo—narrado en Hechos 23:11-23 y 25:3—hace claro que, si estos judíos hubiesen matado al apóstol, hubieran sido culpables de asesinato bajo las leyes romanas. No hay duda acerca de eso.
Una confirmación
Lo que hemos visto hasta ahora queda confirmado por el hecho de que en Mateo 5:32 y 19:9 sólo se ofrece al hombre la posibilidad de divorciarse de su mujer:
Pero yo os digo que el que se divorcia de su mujer por cualquier motivo que no sea πορνεία, la hace cometer adulterio; y el que se casa con una mujer divorciada, comete adulterio.” (Mt. 5:32)
Y yo os digo: El que se divorcia de su mujer, a no ser por fornicación, y se casa con otra, comete adulterio; y el que se casa con la divorciada comete adulterio.” (Mt. 19:9)
Como podemos ver, en ninguna parte leemos que la esposa pueda divorciarse de su marido. ¿Por qué? Porque no había forma de que ella demostrara que su marido no era virgen en su primera relación sexual. Pero, como afirman los versículos siguientes, el hombre sí podía:
13 Cuando alguno tomare mujer, y después de haberse llegado a ella la aborreciere, 14 y le atribuyere faltas que den que hablar, y dijere: A esta mujer tomé, y me llegué a ella, y no la hallé virgen; 15 entonces el padre de la joven y su madre tomarán y sacarán las señales de la virginidad de la doncella a los ancianos de la ciudad, en la puerta; 16 y dirá el padre de la joven a los ancianos: Yo di mi hija a este hombre por mujer, y él la aborrece; 17 y he aquí, él le atribuye faltas que dan que hablar, diciendo: No he hallado virgen a tu hija; pero ved aquí las señales de la virginidad de mi hija. Y extenderán la vestidura delante de los ancianos de la ciudad. 18 Entonces los ancianos de la ciudad tomarán al hombre y lo castigarán; 19 y le multarán en cien piezas de plata, las cuales darán al padre de la joven, por cuanto esparció mala fama sobre una virgen de Israel; y la tendrá por mujer, y no podrá despedirla en todos sus días. 20 Mas si resultare ser verdad que no se halló virginidad en la joven, 21 entonces la sacarán a la puerta de la casa de su padre, y la apedrearán los hombres de su ciudad, y morirá, por cuanto hizo vileza en Israel fornicando en casa de su padre; así quitarás el mal de en medio de ti.” (Deut. 22: 13-21)
Obviamente, según esta ley, sólo el marido podía divorciarse de su mujer si faltaba la prueba de su virginidad. Pero como tal evidencia no existía por parte del marido, no había posibilidad de que la mujer se divorciara de él, por eso Mateo 5:32 y 19:9 se refieren sólo al marido divorciándose de su mujer, y no viceversa.
Otra cosa a notar es que si la esposa desposada tenía la evidencia de su virginidad su marido ya no podía divorciarse de ella: “Y ella será su mujer; no podrá divorciarse de ella en todos sus días”. (Deut. 22:19)
La cláusula de excepción
Bajo esta luz es fácil entender porque Mateo mencionó una cláusula de excepción, pues al contrario que Marcos y Lucas él dirigió su Evangelio a los judíos. Ya que las autoridades romanas habían prohibido a las comunidades judías implementar la pena de muerte para una esposa prometida no-virgen, los judíos optaron por tratar con el asunto por medio de un divorcio legal, el cual podía ser obtenido mostrando la ausencia de evidencias de su virginidad como fue explicado en Deuteronomio 22:20.
Es esta costumbre la que dio lugar a esta cláusula de excepción. Obviamente Jesús había endosado esta costumbre ya que promovía la pureza moral. Siendo así, en Mateo 5:32 se debiera leer: “Pero yo os digo que el que repudia a su mujer, a no ser por causa de fornicación, hace que ella adultere; y el que se casa con la repudiada, comete adulterio.” Debe ser así pues πορνεία se refiere aquí a un pecado sexual cometido previamente al matrimonio. En Inglés—así como en Francés, Español, Portugués e Italiano—tal pecado se llama “fornicación”. Lo mismo se aplica a Mateo 19:9.
Para aquellos que han consumado su matrimonio sin acusar a su esposa de fornicación las palabras de Jesús permanecen claras y autoritativas: “Así que no son ya más dos, sino una sola carne; por tanto, lo que Dios juntó, no lo separe el hombre.” (Mateo 19:6).
Como veremos, insistir en que πορνεία en Mateo 5:32 y 19:9 significa inmoralidad sexual en general, obliga a crear varias inconsistencias, así como inútiles puntos de tensión.
Repito, si πορνεία en Mateo 5:32 y 19:9 significase inmoralidad sexual en general, entonces los relatos de Marcos y Lucas estarían confundiendo gravemente a sus lectores. Decir que sus respectivas declaraciones implican una excepción deducida del contexto social es un intento sutil de evitar la conclusión obvia.
Cuando predico en algunas iglesias evangélicas y digo: “Los nuevos matrimonios tras el divorcio son pecaminosos”, mis oponentes no dicen: “Su declaración implica una cláusula de excepción deducida del contexto eclesiástico”. Contienden que lo que digo es falso, y esto, incluso si la cláusula de excepción ha llegado verdaderamente a ser una parte intrínseca de su contexto eclesial. Si me dijesen: “No puedes venir y predicar más en nuestra iglesia”, y respondiese: “No mencioné la cláusula de excepción porque pensé que iba a ser deducida del contexto eclesial”, te garantizo que no me ayudaría mucho.
Cuarta Consideración
Un intento de refutación
Mis oponentes han intentado refutar de dos formas la explicación del compromiso. Algunos han sugerido que no puede ser cierto ya que la pena para tal comportamiento inmoral era la muerte, no el divorcio. Pero como ya hemos visto, en los días de Jesús, los romanos habían prohibido a los tribunales judíos implementar la pena de muerte.
Su segundo intento declara que lingüísticamente hablando πορνεία nunca puede significar solamente fornicación. Pero ¿supera esta segunda objeción la prueba de la Escritura?
Leemos en 1ªCorintios 7:1, 2 “En cuanto a las cosas de que me escribisteis, bueno le sería al hombre no tocar mujer; pero a causa de las porneias, cada uno tenga su propia mujer, y cada una tenga su propio marido.”
Obviamente en este versículo es indisputable que πορνεία se refiere solamente al pecado sexual de alguien soltero, esto es, fornicación. El contexto inmediato revela que no puede referirse a adulterio. Sería una contradicción decirle a alguien: “para evitar el adulterio, cásate”, porque adulterio es el pecado sexual de alguien casado. Casarse solo puede ayudar a alguien a evitar la fornicación (el pecado sexual de alguien soltero). Esto es evidente. Consecuentemente vemos que en algunos casos πορνεία puede solamente significar fornicación. La misma lógica se aplica a Mateo 5:32 y 19:9 (aunque por diferentes razones).
Se ve lo mismo en Juan 8:41 “Entonces le dijeron: nosotros no somos nacidos de πορνεία; un padre tenemos, que es Dios”. En esta ocasión los fariseos estaban apuntando a Jesús, dando a entender que él había sido engendrado antes de que María estuviese casada con José, esto es, de fornicación, y ellos usan la palabra πορνεία para transmitir su acusación. En estos dos ejemplos vemos como el significado de πορνεία puede ser reducido a un significado específico, y este significado puede solo ser definido por el contexto.
Este uso semántico también es confirmado por 1ªCorintios 6:9, que dice: “No erréis; ni los fornicarios (pornoi), ni los idólatras, ni los adúlteros (moikoi), ni los afeminados, ni los que se echan con varones, ni los ladrones, ni los avaros, ni los borrachos, ni los maldicientes, ni los estafadores, heredarán el reino de Dios.”
En este versículo “pornoi” (de πορνεία) es diferenciado de otros pecados sexuales. Consecuentemente no puede incluir los otros pecados sexuales de los cuales es señalado. Si escribiese algo así como: “no cometí ninguna inmoralidad sexual, ni adulterio, ni sodomía, ni travestismo, ni incesto”, mi frase estaría mal construida. Después de todo, la inmoralidad sexual incluiría los otros pecados sexuales que mencioné subsecuentemente. Por tanto, la construcción correcta sería, “No cometí inmoralidades sexuales tales como: adulterio, sodomía, travestismo e incesto.” Pero el texto griego de 1ª Corintios 6.9 presenta la anterior construcción, lo cual significa que “pornoi” no puede incluir los pecados subsecuentemente mencionados. Una vez más nos enfrentamos aquí con una de las reglas básicas de la lingüística.
Por ejemplo, la Nueva Versión Internacional en inglés raduce este versículo de la siguiente forma: “Ni los sexualmente inmorales, ni los idólatras, ni adúlteros, ni los sodomitas, ni los homosexuales…” Pero esta frase está mal construida; hace que uno crea que los adúlteros y los hombres que tienen relaciones sexuales con otros hombres no estén incluidos en aquellos que son inmorales sexuales. En breve, decir que el significado de πορνεία nunca puede ser reducido únicamente a fornicación es una declaración no corroborada por las Escrituras.
En la siguiente sección enfocaré en el significado de πορνεία tal como se relata en Mateo 5:32 y 19:9. Veremos como no puede significar adulterio, ni otras inmoralidades sexuales llevadas a cabo por alguien casado.
Sección Tercera
Lo que significa πορνεία en Mateo 5:32 y 19:9
Las consideraciones que forman esta sección tratarán con la palabra πορνεία (porneia) como es narrado en Mateo 5:32 y 19:9. Es mi firme convicción que en estos dos versículos la palabra se refiere únicamente a fornicación (el pecado sexual de alguien soltero) y no puede incluir tal pecado como adulterio (el pecado sexual de alguien casado). Pero sólo como hipótesis, empezaré con la presuposición que mis oponentes mantienen, la cual es: πορνεία significa inmoralidad sexual en general. Lo haré así para ver adónde nos lleva dicha presuposición.
Quinta Consideración
Para entender la Tercera Sección, el lector debe comprender el principio semántico de inclusividad total. Este principio puede ser expuesto como sigue: Si una palabra es usada sin una cláusula restrictiva la palabra es todo-inclusiva, es decir, lo incluye todo.
Para entender el principio, miremos a un ejemplo. Si digo: “Las ventanas de mi casa son azules.” No debería ser interpretado queriendo decir: “La mayoría de las ventanas de mi casa son azules”. Si me he expresado claramente, esta afirmación solo puede significar una cosa, a saber, todas las ventanas de mi casa son azules, porque en esta afirmación la palabra “ventanas” es toda-inclusiva. Si una o más ventanas hubiesen sido de otro color, debería haber añadido una cláusula restrictiva para expresarme claramente, o hacer uso de una palabra cuantitativa como ‘muchas’ o ‘algunas’.
Ahora bien, si tuviésemos una afirmación escrita en griego que dijese: “Las ventanas de mi casa son κόκκινος (kokkinos)”, y hubiese un desacuerdo respecto al significado de la palabra κόκκινος, una parte manteniendo que κόκκινος significa color pastel, y otra de las partes sosteniendo que κόκκινος significa solo azul oscuro, habría algo de confusión. Pero en el momento que una de las dos partes demostrase que una de las ventanas es verdaderamente azul oscuro, concluiríamos con seguridad que κόκκινος no puede significar color pastel, y que todas las ventanas de la casa son azul oscuro, porque la palabra κόκκινος sería aquí todo-inclusiva.
La misma lógica se aplica a las Escrituras. Por ejemplo, en Romanos 6:23 leemos, “Porque la paga del pecado es muerte”. Ya que no hay cláusula restrictiva que siga a la palabra “pecado”, este término debe entenderse como todo-inclusivo. Sería inadmisible para cualquiera decir: “Esto no implica todos los pecados”, pues nadie tiene autoridad para poner excepciones allí donde Dios no ha puesto ninguna, o restringir el significado de una palabra que Dios ha dejado sin restricción alguna. Por tanto, si una palabra se usa sin una cláusula restrictiva la palabra es todo-inclusiva. Esta es una de las más básicas reglas de la semántica.
Sexta Consideración
La primera cosa a tener en cuenta cuando leemos Mateo 5:32 y 19:9, es que Jesús no ofrece regulaciones o especificaciones acerca de la palabra πορνεία (porneia). Simplemente usa la palabra incondicionalmente, esto es, no le adjunta restricciones o cualificaciones. A esto se sigue que en estos dos versículos πορνεία es todo-inclusiva, esto es, incluye todas las πορνεία y no excluye ninguna. Decir que Dios permite el divorcio para algunos tipos de πορνεία, pero no para otros, sería atribuirnos una autoridad que no tenemos. Si la cláusula de excepción debe seguir en pie, debe hacerlo para todos los tipos de πορνεία, o entonces algo está equivocado con nuestra interpretación de la palabra πορνεία.
Entendiendo el principio
Hagamos uso de un ejemplo. Si alguien dijese que πορνεία se refiere a todos los pecados—sexuales y no sexuales—y otro demostrase por medio de las Escrituras que mentir no ofrece un terreno bíblico para el divorcio y el nuevo matrimonio, entonces habríamos demostrado que πορνεία no puede referirse a todos los pecados. Consecuentemente, el siguiente paso sería estrechar el significado de πορνεία para que pudiese pasar el test de toda-inclusividad.
Ahora bien, si empezamos con la presuposición que en los versículos bajo consideración πορνεία significa inmoralidad sexual en general, por consiguiente—y esto por necesidad lógica—todos los pecados sexuales pueden llevar a un divorcio lícito. Aquí no se puede permitir ninguna excepción dentro del amplio rango de la inmoralidad sexual. Por tanto, πορνεία tendrá que incluir todos los pecados sexuales (esto es, si verdaderamente πορνεία significase inmoralidad sexual).
Siendo esto así, si pudiera demostrarse que un solo pecado sexual no está incluido en la palabra πορνεία, significaría que πορνεία no puede significar inmoralidad sexual en general. Esta conclusión nos obligaría a encontrar un significado más estrecho. Una vez que el significado fuese propuesto, tendría que ser todo-inclusivo, pues de otra manera volveríamos al principio.
Séptima Consideración
Si la palabra πορνεία significase inmoralidad sexual en general, entonces tendría que incluir todas las posibles clases de adulterio. Consecuentemente, si puede demostrarse que en algunos casos el adulterio no provee base legal para el divorcio, entonces concluiríamos que ningún adulterio provee una base legal para el divorcio. Debe ser así ya que πορνεία es todo-inclusiva. Como ya hemos visto, decir que πορνεία incluye adulterio y después darnos la vuelta y decir: “Pero no incluye esta clase y este otro tipo de adulterio”, sería contradecirse uno mismo. Nadie tiene autoridad para restringir una palabra que Dios ha dejado sin restricción alguna. Esto no es un mero sofisma; es simplemente demanda de la razón. Huir de esta lógica básica nos llevaría a interpretaciones irracionales. Con esto en mente, miremos a los dos versículos bajo consideración.
Octava Consideración
“Pero yo os digo que el que repudia a su mujer, a no ser por causa de πορνεία, hace que ella adultere; y el que se casa con la repudiada, comete adulterio.” (Mateo 5:32)
Este verso está dividido en dos entidades independientes. Tenemos la regla genérica y la excepción a dicha regla. Esto da a luz dos posibles declaraciones: Una de acuerdo a la regla genérica, y otra conforme a la cláusula de excepción.
A—La declaración conforme a la regla genérica (Punto de vista de Inmoralidad Sexual)
Según el punto de vista de la Inmoralidad Sexual esta regla genérica podría declararse así: “Pero yo os digo que el que repudia a su mujer, por cualquier otra razón que no sea inmoralidad sexual, hace que ella adultere; y el que se casa con la repudiada, comete adulterio.”
Es importante notar aquí que, de acuerdo con la regla genérica, quien se casa con una mujer divorciada comete adulterio, es decir, la esposa inocente no puede volverse a casar. Esta realidad, que ha sido expresada por Jesús, debería hacer pensar a mis oponentes, porque aquí la esposa fiel que posiblemente ha sido abandonada por un esposo injusto, despótico, despiadado y egoísta no puede volverse a casar. Pero, según la interpretación que mis oponentes le dan a Mateo 5:32 y 19: 9 , la que ha sido abandonado por un hombre adúltero puede. Esto no parece justo, porque una de las esposas fieles puede volver a casarse y la otra no. ¿Cómo pueden mis oponentes explicar una discrepancia tan flagrante?
B—La declaración conforme a la cláusula de excepción (Punto de vista de Inmoralidad Sexual)
Ahora tenemos la cláusula de excepción. ¿Cómo podría trasladarse la declaración a esta cláusula? Siguiendo aquello que creen los que se adhieren al punto de vista de la Inmoralidad Sexual podríamos leer la declaración como sigue: “Pero yo os digo que el que repudia a su mujer por causa de inmoralidad sexual, no hace que ella adultere…”
Como vimos previamente esta declaración puede ser válida solamente si puede ser aplicada a todos los pecados sexuales, lo cual incluiría el pecado de una esposa o esposo que ha cometido adulterio una sola vez. De hecho, para que la declaración pudiese ser válida, debería ser aplicable a una esposa o esposo que se ha arrepentido con sinceridad de corazón y ha recibido el perdón de Dios poco después de que se cometiera este pecado. Pero como vamos a ver, tal aplicación crearía una tensión irremontable dentro de la Escritura, así como inconsistencias y discrepancias de todo tipo.
En lo que sigue demostraré que en algunos casos el adulterio no provee terreno para un nuevo casamiento tras el divorcio. Esto creará un problema a mis oponentes pues πορνεία en Mateo 5:32 y 19:9 es todo-inclusiva por lo cual debe incluir todos los casos de adulterio, esto es, si el adulterio tuviese que ser incluido en la palabra πορνεία.
Novena Consideración
En 1ª Corintios 6:9 leemos que ningún adúltero heredará el Reino de Dios. Pero ¿qué hay acerca de una persona que ha cometido adulterio, se ha arrepentido con sinceridad, y recibido el perdón de Dios? ¿Puede tal persona heredar el Reino de Dios? Como todos entendemos, la respuesta es afirmativa porque Dios no considera ya a esa persona como adúltera. Esa persona es declarada inocente ante Dios y se la declara así porque ahora es verdaderamente inocente.
Hemos visto en Mateo 5:32 que la regla genérica no permite a un esposo divorciarse de su esposa inocente, pues haciéndolo haría que ella cometiese adulterio. Pero ¿Qué sucede con la esposa perdonada que es ahora declarada inocente por Dios mismo y no considerada ya más como adúltera? Porque es una innegable verdad que esa perdonada esposa es hecha inocente por la sangre del pacto eterno.
Me parece que los adherentes del punto de vista de Inmoralidad Sexual se enfrentan a un dilema. O deben sostener que un esposo va a hacer que su esposa inocente cometa adulterio si se divorcia de ella; mientras que otro esposo no va a hacer que su esposa inocente cometa adulterio al divorciase de ella. O de otra forma, tienen que regular la palabra πορνεία, una palabra para la cual Jesús no ofrece regulaciones ni cualquier otro tipo de restricciones. En otras palabras, tendrán que hacer una excepción dentro de la cláusula de excepción, lo cual sería inadmisible. Sería como poner una cláusula de excepción a Romanos 6:23, que dice: “Porque la paga del pecado es muerte”. Nadie tiene derecho a poner tal excepción. Lo mismo se aplica a πορνεία en Mateo 5:32 y 19:9.
Por lo tanto, el esposo de la absuelta esposa no puede divorciarse de ella aunque haya cometido adulterio. Si lo hiciese, sería culpable de hacer que su inocente esposa cometiese adulterio en el futuro. Ciertamente Dios no permite tal cosa. Consecuentemente en Mateo 5:32 y 19:9, πορνεία no puede significar inmoralidad sexual en general ya que no puede incluir adulterio en general.
Conclusión
Ya que ha sido demostrado que en algunos casos el adulterio no provee un fundamento legal para el divorcio, podemos concluir que ningún adulterio provee una base legal para el divorcio, y esto, porque en Mateo 5:32 y 19:9, πορνεία es todo-inclusiva. Por tanto, no hay posibilidad de que πορνεία en Mateo 5:32 y 19:9 signifique inmoralidad sexual en general ya que no puede significar adulterio en general. Por consiguiente, el significado de la palabra tendrá que ser limitada y pasar el test de inclusividad total.
Las cinco consideraciones que forman la Sección Tercera ya han demostrado que πορνεία no puede significar inmoralidad sexual en general; ni tampoco puede incluir adulterio.
Añadido a esto, hemos visto que, si πορνεία significara inmoralidad sexual en general, Marcos y Lucas habrían estado flirteando con herejía, pues relatan las palabras de Jesús como diciendo que todos los nuevos matrimonios tras el divorcio son pecaminosos (esto es, si el esposo o la esposa aún viven). Estas evidencias son suficientes para concluir que no puede significar inmoralidad sexual en general, ni puede incluir adulterio. Pero en pro del argumento, veamos algunas inconsistencias más.
Sección cuarta
Otro punto de tensión
Mientras lee las siguientes consideraciones mantenga en mente que estoy evaluando la interpretación que mis oponentes dan a la palabra πορνεία tal como se cita en Mateo 5:32 y 19:9, esto es, πορνεια significa inmoralidad sexual en general. Consecuentemente tanto las preguntas como las respuestas son basadas en esta presuposición y tienen como meta demostrar que tal interpretación conduce a serias inconsistencias.
Décima Consideración
En la Novena consideración reflexionábamos sobre el caso de la esposa que se arrepiente inmediatamente después de haber cometido adulterio, esto es, antes de que su marido tuviera incluso la posibilidad de divorciarse de ella. En esta presente consideración valoraremos la situación de una esposa que se ha arrepentido de su adulterio, pero esta vez solo después de que su esposo se ha divorciado de ella.
La pregunta es la siguiente: Conforme al “punto de vista de inmoralidad sexual”, ¿tiene ella derecho de volverse a casar? Y si no, ¿por qué no? Ella ahora ha vuelto a un estado de inocencia y Dios no la considera ya una adúltera. ¿O hay algún cristiano que considere que ella es culpable y debería ser llamada una adúltera?
En toda lógica, para aquellos que se aferran al “Punto de vista de Inmoralidad Sexual”, ella tendría el derecho de volverse a casar, pues no pueden presentarse bases escriturales para negarle su derecho. Pero esto crea otro dilema para los partidarios del “Punto de vista de Inmoralidad Sexual”, pues como hemos visto en Mateo 5:32, la esposa que siempre ha sido fiel a su marido (a quien su marido divorció), no puede volverse a casar. Según Jesús, si lo hiciese, ella cometería adulterio; lo mismo se aplica al hombre que se casase con ella: “Pero yo os digo que el que repudia a su mujer, a no ser por causa de πορνεία hace que ella adultere; y el que se casa con la repudiada, comete adulterio.”
Siendo este el caso, la esposa fiel estaría en desventaja en comparación con la esposa infiel que recibió el perdón de Dios, pues aquí la fidelidad de la esposa fiel le cerraría las puertas a un nuevo matrimonio lícito, y la infidelidad de la esposa adúltera las abriría, esto es, si verdaderamente se arrepiente. No parece muy lógico ¿verdad? Con toda sinceridad, no puedo aceptar tal conclusión como una opción viable. Pero en el momento que decimos que el adulterio está incluido en la palabra πορνεία, se nos fuerza a esta ilógica conclusión. Para tratar de evadir tal conclusión deben crearse varios puntos de tensión, así como discordancias y declaraciones incongruentes. Esto no es un asunto pequeño, y debe ser abordado con congruencia e integridad Escritural.
Por supuesto que uno podría decir que la parte culpable no puede volverse a casar. Pero esto no respondería a la pregunta pues aquí, la parte culpable ya no es más culpable. De hecho, mis oponentes creen que la parte inocente puede volver a casarse, por tanto, ¿cómo pueden permitir que una parte inocente se vuelva a casar y la otra parte inocente no pueda? Aquí reside el problema de mis oponentes.
Añadido a esto, como veremos más adelante, si mis oponentes mantuviesen que la esposa adúltera no puede volver a casarse, serían forzados a concluir que el adulterio no rompe la unión matrimonial, lo cual haría que su creencia se autodestruyese.
Sección quinta
Considerando Mateo 19:9
Undécima Consideración
“Y yo os digo que cualquiera que repudia a su mujer, excepto por inmoralidad sexual, y se casa con otra, comete adulterio; y el que se casa con la repudiada, adultera (Mateo 19:9).
Vamos a considerar este versículo de la misma forma que consideramos Mateo 5:32. Pues también aquí el versículo es dividido en dos entidades, a saber, la regla genérica y la excepción a dicha regla. De nuevo esto engendra dos posibles declaraciones, esto es, una conforme a la regla genérica y la otra conforme a la cláusula de excepción. He escogido otra vez la traducción que respaldan los seguidores del “Punto de vista de Inmoralidad Sexual” (una traducción la cual, obviamente, no comparto).
A—La declaración conforme a la regla genérica (Punto de vista de Inmoralidad Sexual)
Según el punto de vista de la Inmoralidad Sexual esta regla genérica podría ser expuesta así: “Y yo os digo que cualquiera que repudia a su mujer, por cualquier otra razón que no sea moralidad sexual, y se casa con otra, comete adulterio; y el que se casa con la repudiada, adultera.”
B—La declaración conforme a la cláusula de excepción (Punto de vista de Inmoralidad Sexual)
Ahora la cláusula de excepción que se expondría así: “Y yo os digo que cualquiera que repudia a su mujer por inmoralidad sexual, y se casa con otra, no comete adulterio; y el que se casa con la repudiada, sobre la base de inmoralidad sexual, comete/no comete adulterio.”
Duodécima Consideración
Miremos a la primera parte de la declaración B tal como es expresada por los adherentes al “Punto de vista de Inmoralidad Sexual”: “Y yo os digo que cualquiera que repudia a su mujer por inmoralidad sexual, y se casa con otra, no comete adulterio”. Como podemos ver, esta interpretación da el derecho al marido de volverse a casar porque es inocente; al menos esto es lo que declaran los defensores del “Punto de vista de Inmoralidad Sexual”. Pero esto crea una situación injusta en la cual algunas de las partes inocentes pueden volverse a casar y otras no.
Según la enseñanza Mesiánica, la esposa fiel que ha sido abandonada por un marido injusto, despótico, rudo y egoísta, no puede volver a casarse. Pero de acuerdo a la interpretación que mis oponentes dan a Mateo 19:9, aquella que ha sido abandonada por un hombre adúltero, puede. ¿Por qué esta discrepancia? ¿Dónde está la explicación? ¿Dónde está la justicia divina en todo esto?
Decimotercera Consideración
Como leímos, la segunda parte de la declaración B puede tener dos variaciones: “Y el que se casa con la repudiada, sobre la base de inmoralidad sexual, comete/no comete adulterio.”
Vamos a considerar la primera variación, que dice: “Y el que se casa con la repudiada, sobre la base de inmoralidad sexual, comete adulterio.”
Si este es el caso, conlleva que hay algo que puede ser adulterado. Pero ¿qué podría ser este algo? La única respuesta lógica sería el matrimonio entre la mujer adúltera y su primer marido. Pero esto podría suceder si el vínculo del matrimonio todavía fuese válido, esto es, no estuviese roto. Ya que los partidarios del “Punto de vista de “Inmoralidad Sexual” sostienen que el adulterio rompe el vínculo matrimonial, ¿Cómo podría alguien adulterar un matrimonio que ya no existe? Consecuentemente, conforme a los seguidores del “Punto de vista de Inmoralidad Sexual”, la primera variación debe ser descartada. No estoy diciendo que la descartan, solo que deberían descartarla si quieren sostener consistentemente su postura. La razón y la lógica se lo imponen.
Miremos a la segunda variación, que es la única opción que queda a los partidarios del “Punto de vista de Inmoralidad Sexual”: “Y el que se casa con la repudiada, sobre la base de inmoralidad sexual, no comete adulterio.” Si esta variación fuese correcta, entonces la parte culpable tendría el derecho de volverse a casar, esto es, el nuevo matrimonio no implicaría adulterio. Después de todo, si la parte inocente puede volverse a casar sobre la base de no cometer adulterio, entonces debe otorgarse el mismo derecho al hombre que quiere casarse con la parte culpable ya que éste tampoco cometería adulterio. Pero como ya hemos visto, esto llevaría a una conclusión sin sentido. Significaría que la esposa fiel de Mateo 5:32 y 19:9 cometería adulterio si se casase, y que la esposa infiel de Mateo 5:32 y 19:9 no. Ciertamente Dios no puede ser sustentador de tal inconsistencia.
Como podemos ver, cuando nos adherimos al “Punto de vista de Inmoralidad Sexual”, creamos un dilema inútil en el cual ambas variaciones se vuelven absurdas, engendrando, de este modo, discrepancias escriturales y tensiones lógicas.
Decimocuarta Consideración
Parece bastante obvio que πορνεία no puede significar inmoralidad sexual en general, ni puede incluir tales pecados como adulterio. Pues como hemos visto estas interpretaciones crean tensiones, inconsistencias y discrepancias. Pero en el momento que entendemos que πορνεία en Mateo 5:32 y 19:9 se refiere a fornicación, todas las tensiones dejan de ser; no se necesitan aplicar exclusiones a una palabra que lo incluye todo (todo-inclusiva). Todo se vuelve armonioso, justo y plausible.
Decimoquinta Consideración
Al fin me gustaría subrayar la dificultad a la que se enfrentan los partidarios del “Punto de vista de Inmoralidad Sexual” cuando se trata de aconsejar a alguien cuyo marido o mujer ha cometido adulterio. Con toda honestidad no puedo concebir cómo pueden decir con total convicción de fe: “Eres libre de divorciarte de él o de ella y casarte de nuevo”. Al fin y al cabo, ha habido tal controversia sobre el término πορνεία (porneia) que aventurarnos por ese sendero parece poco razonable. La Biblia enseña que todo lo que no proviene de fe es pecado (Rom. 14:23). No veo como alguien puede estar plenamente convencido de que πορνεία (porneia) incluye adulterio en Mateo 5:32 y 19:9. De hecho, las evidencias apuntan en la dirección opuesta.
Sección sexta
El contexto de Mateo 5:32
Decimosexta Consideración
Cuando buscamos el significado de una palabra es importante tomar en cuenta el contexto en el que se encuentra. Por ejemplo, leemos en Romanos 8:8, “Y los que viven según la carne no pueden agradar a Dios.” Después leemos en 1ªJuan 4:2, “Todo espíritu que confiesa que Jesucristo ha venido en carne, es de Dios” Obviamente la palabra “carne” tiene un significado diferente en estos dos versículos, y el significado se entiende por el contexto. Lo mismo se aplica a πορνεία en Mateo 5:32.
Una de las razones que me lleva a creer que πορνεία en Mateo 5:32 se refiere únicamente a un pecado premarital es el fluir del contexto. La lógica llega a ser evidencia. Como veremos, cada una de las seis declaraciones que forman el contexto inmediato de Mateo 5:32 tienen dos cosas en común: Primero, son todas nuevas; en segundo lugar, cada una de ellas pasa de una forma conocida y común de justicia (la justicia de la Ley), a una justicia desconocida y asombrosa (la justicia de Cristo).
Primera declaración
En Mateo 5:21, 22 Jesús pasa de lo que era generalmente conocido a una declaración explosiva y sin precedentes: “Oísteis que fue dicho a los antiguos: No matarás; y cualquiera que matare será culpable de juicio.22 Pero yo os digo que cualquiera que se enoje contra su hermano, será culpable de juicio; y cualquiera que diga: Necio, a su hermano, será culpable ante el concilio; y cualquiera que le diga: Fatuo, quedará expuesto al infierno de fuego.” Aquí Jesús pasa de una justicia bien conocida para los fariseos y judíos a un nuevo tipo de justicia. Lo que Él declara no era solamente nuevo, sino totalmente distinto de la forma común de pensar de los religiosos de sus días, en otras palabras, Su declaración no armonizaba con el contexto social de Sus días.
Segunda declaración
Ahora sigue Mateo 5:27-30, “Oísteis que fue dicho: No cometerás adulterio. 28 Pero yo os digo que cualquiera que mira a una mujer para codiciarla, ya adulteró con ella en su corazón. Por tanto, si tu ojo derecho te es ocasión de caer, sácalo, y échalo de ti; pues mejor te es que se pierda uno de tus miembros, y no que todo tu cuerpo sea echado al infierno. Y si tu mano derecha te es ocasión de caer, córtala, y échala de ti; pues mejor te es que se pierda uno de tus miembros, y no que todo tu cuerpo sea echado al infierno.” La multitud se queda sin aliento una vez más. Este nuevo estándar social nunca había sido expresado a lo largo de los anales de Israel. Trasciende el contexto social e innova una nueva era.
Tercera declaración
En medio de esta perpleja multitud Jesús continúa Su reforma moral. “También fue dicho: Cualquiera que repudie a su mujer, dele carta de divorcio. Pero yo os digo que el que repudia a su mujer, a no ser por πορνεία hace que ella adultere; y el que se casa con la repudiada, comete adulterio. (Mateo 5:31-32). ¡Increíble! El contexto social es de nuevo sustituido por un nuevo estándar. La multitud está consternada, esperando el siguiente golpe.
Cuarta declaración
“Además habéis oído que fue dicho a los antiguos: “No perjurarás, sino cumplirás al Señor tus juramentos. Pero yo os digo: No juréis en ninguna manera; ni por el cielo, porque es el trono de Dios; ni por la tierra, porque es el estrado de sus pies; ni por Jerusalén, porque es la ciudad del gran Rey. Ni por tu cabeza jurarás, porque no puedes hacer blanco o negro un solo cabello. Pero sea vuestro hablar: Sí, sí; no, no; porque lo que es más de esto, de mal procede.” (Mateo 5:33-37)
Quinta declaración
“Oísteis que fue dicho: Ojo por ojo, y diente por diente. Pero yo os digo: No resistáis al que es malo; antes, a cualquiera que te hiera en la mejilla derecha, vuélvele también la otra; y al que quiera ponerte a pleito y quitarte la túnica, déjale también la capa; y a cualquiera que te obligue a llevar carga por una milla, ve con él dos. Al que te pida, dale; y al que quiera tomar de ti prestado, no se lo rehúses.” (Mateo 5:38-42).
Sigue el contraste entre la justicia de los fariseos—basada en la Ley—y la justicia de Cristo que es simplemente impresionante.
Refiriéndose a su estado moral antes de la conversión, Pablo escribe: “en cuanto a celo, perseguidor de la iglesia; en cuanto a la justicia que es en la ley, irreprensible.” (Filipenses 3:6). Pero Jesús declara: “Porque os digo que, si vuestra justicia no fuere mayor que la de los escribas y fariseos, no entraréis en el reino de los cielos.” (Mateo5:20). Dese cuenta que estas palabras preceden a las seis declaraciones que estoy presentando. Estas declaraciones, pronunciadas por Jesús mismo, son innegablemente un pasar de una justicia conocida por los fariseos a algo inusual en todo respecto. Decir que Jesús estaba restableciendo la justicia de los fariseos, como lo expresaba Shammai, es no entender el contexto.
Sexta declaración
“Oísteis que fue dicho: Amarás a tu prójimo, y aborrecerás a tu enemigo. Pero yo os digo: Amad a vuestros enemigos, bendecid a los que os maldicen, haced bien a los que os aborrecen, y orad por los que os ultrajan y os persiguen;” (Mateo 5:43,44).
El hilo dorado
Todas estas afirmaciones tienen un común denominador: Todas son nuevas. Cada una de ellas presenta un nuevo estándar de justicia. Lo que había sido oído da lugar a lo que nunca fue oído.
Ahora bien, el versículo bajo consideración, concretamente Mateo 5:32, está en medio de estas afirmaciones sin precedentes. ¿Por qué? Porque es algo revolucionario. Nunca antes había sido enseñado en ningún lugar en las escuelas rabínicas. Mucho se había dicho del divorcio y nuevo casamiento, pero lo que Jesús declaró era totalmente diferente.
Pretender que Jesús estaba meramente repitiendo algunas doctrinas farisaicas sería negar las evidencias contextuales de este versículo. Si todos los versos entre Mateo 5:20 y 48 son universalmente aceptados como nuevos ¿Por qué debería ser diferente con el verso 32?
Si en Mateo 5:32 πορνεία significase inmoralidad sexual en general, entonces Jesús hubiera simplemente repetido lo que Shammai había enseñado durante décadas, pues al contrario que Hillel, interpretaba Deuteronomio 24:1 de tal forma que llegaba a la conclusión que el marido no podía divorciarse de su esposa excepto por inmoralidad sexual. Como ya hemos visto, Jesús no estaba meramente tomando parte con algunas doctrinas farisaicas; estaba levantando el estándar moral a un nivel que nunca había sido oído. No hay que maravillarse de que los discípulos estaban asombrados: “Si es así la condición del hombre con su mujer, no conviene casarse.” (Mateo 19:10). Su reacción atestigua que lo que Jesús estaba presentando nunca se había oído en Israel.
Repito: Si πορνεία en Mateo 5:32 significase inmoralidad sexual en general, los discípulos lo hubieran ya oído desde hace mucho tiempo y la declaración de Jesús no les hubiera asombrado en absoluto. Pero incuestionablemente estaban impresionados.
El único divorcio que Jesús permitía era aquél entre un hombre y su prometida esposa, y esto a causa de la relación sexual prenupcial, esto es, fornicación. En cuanto a los casados, Jesús lo puso claro: “por tanto, lo que Dios juntó, no lo separe el hombre.” (Mateo 19:6).
Sección séptima
Dos importantes observaciones
Decimoséptima Consideración
Primera observación
Es significativo darse cuenta de cómo empieza el asunto del divorcio en Mateo 19. “Entonces vinieron a él los fariseos, tentándole y diciéndole: ¿Es lícito al hombre repudiar a su mujer por cualquier causa?”
Lo más seguro es que estos fariseos eran seguidores de Shammai, el más estricto de las dos autoridades principales en la legislación judía y vicepresidente (“ab bet din”) del Sanedrín. Como tal, Shammai creía que Moisés permitía el divorcio solamente por causa de inmoralidad sexual (ver divorcio en la Enciclopedia Judía), oponiéndose así a Hillel, que mantenía que Moisés lo permitía por cualquier razón.
Siendo consciente del alto estándar moral que Jesús sostenía, estos fariseos esperaban ponerle de su lado. Pero su respuesta les dejó aterrorizados: “Él respondiendo, les dijo: ¿No habéis leído que el que los hizo al principio, varón y hembra los hizo, y dijo: Por esto el hombre dejará padre y madre, y se unirá a su mujer, y los dos serán una sola carne? Así que no son ya más dos, sino una sola carne; por tanto, lo que Dios juntó, no lo separe el hombre.” (Mateo 19:4-6).
Su respuesta hizo añicos su expectación. Para ellos llegó a ser obvio que el Hijo de David no dejaba lugar al divorcio de personas casadas. Así pues, le confrontaron con una pregunta: “Le dijeron: ¿Por qué, pues, mandó Moisés dar carta de divorcio, y repudiarla?” (Mt.19:7)
Su pregunta confirma que Jesús había dicho algo completamente diferente de Moisés, siendo interpretado por Shammai o Hillel. Esta observación es particularmente importante. Si alguno lo pone en duda, bástele considerar la respuesta de Jesús que deja poco lugar a polémicas: “Él les dijo: Por la dureza de vuestro corazón Moisés os permitió repudiar a vuestras mujeres; mas al principio no fue así.” (Mateo 19:8).
Aquí vemos a Jesús insistir en el estándar divino original, un estándar que Él ya había expresado desde el verso 4 al 6: 4“El respondiendo, les dijo: ¿No habéis leído que el que los hizo al principio, varón y hembra los hizo, 5 y dijo: Por esto el hombre dejará padre y madre, y se unirá a su mujer, y los dos serán una sola carne? 6 Así que no son ya más dos, sino una sola carne; por tanto, lo que Dios juntó, no lo separe el hombre.”
Es en este contexto que debe entenderse Mateo 19:9 “Y yo os digo que cualquiera que repudia a su mujer, salvo por causa de πορνεία, y se casa con otra, adultera; y el que se casa con la repudiada, adultera.”
Si en este versículo πορνεία significara “inmoralidad sexual” en general, entonces Jesús hubiera estado de acuerdo con Moisés, según la interpretación de Shammai. Pero el contexto revela claramente que éste no era el caso. La reacción de los discípulos es una de las evidencias que confirma que Jesús no estaba de acuerdo con Shammai. Después de todo, como mencioné antes, lo más seguro es que los fariseos con los que Jesús hablaba eran de la Casa de Shammai, esto es, creían que Moisés permitía el divorcio solamente por causa de inmoralidad sexual. Consecuentemente cuando Jesús les dijo: Por la dureza de vuestro corazón Moisés os permitió repudiar a vuestras mujeres; mas al principio no fue así.” (Mateo 19:8), dejó claro que no respaldaba el punto de vista de Moisés tal como lo entendían Shammai o Hillel.
Para mantener que πορνεία significa “inmoralidad sexual” en Mateo 19:9, uno debe también mantener ambas, la tésis y la antítesis simultáneamente, quiero decir, debe afirmar que Jesús no estaba de acuerdo con Moisés en el verso ocho, pero que concordaba con él en el verso nueve. Como todos entendemos esto es descaradamente ilógico.
Para evitar esta auto-contradicción a mis oponentes les quedan dos alternativas: O deben mantener que Jesús respalda el punto de vista de Moisés en el verso ocho (lo cual no es el caso, obviamente), o deben concluir que πορνεία en Mateo 19:9 no significa “inmoralidad sexual” en general. Frente a esta elección mis contendientes han permanecido en silencio. Ni una sola respuesta se ha dado a este dilema. Esto no sorprende a nadie, pues una respuesta lógica en este punto implicaría inmolar su punto de vista.
Segunda observación
También es significativo darse cuenta que originalmente, Jesús no iba a mencionar nada acerca de la así llamada “cláusula de excepción”. La respuesta que dio a los fariseos fue: 4 ¿No habéis leído que el que los hizo al principio, varón y hembra los hizo, 5 y dijo: Por esto el hombre dejará padre y madre, y se unirá a su mujer, y los dos serán una sola carne? 6 Así que no son ya más dos, sino una sola carne; por tanto, lo que Dios juntó, no lo separe el hombre.” (Mateo 19:4-6)
En lo que concernía a Jesús Su respuesta era completa. Es precisamente lo completo de esta respuesta que motivó que los fariseos le confrontaran con una pregunta. El contexto muestra claramente que si los fariseos hubieran cedido ante la respuesta de Jesús, todo hubiese terminado allí.
Esta observación pudiera parecer estrafalaria a mis oponentes, pues sostienen que todo sobre el divorcio se puede entender a la luz de la “cláusula de excepción” y en Mateo 19, Jesús estaba a punto de dejarla fuera. Felizmente—según el punto de vista que sostienen mis oponentes—los fariseos rescataron la incompleta y desorientadora exposición de Jesús, incitándole a clarificar la importante doctrina.
Apenas parece un juicio justo, pero en el momento que vemos πορνεία como inmoralidad sexual en general, la cláusula de excepción se convierte en la piedra angular del divorcio y el nuevo matrimonio, y Jesús figura como un novato en el arte de clarificar tan importante doctrina. En contraste, para aquellos que mantienen el punto de vista del “Compromiso Matrimonial”, Jesús aparece completo, claro y habilidoso.
Sección Octava
Unas palabras del Apóstol Pablo
Decimoctava Consideración
Romanos 7:1-4 “¿Acaso ignoráis, hermanos (pues hablo con los que conocen la ley), que la ley se enseñorea del hombre entre tanto que éste vive? Porque la mujer casada está sujeta por la ley al marido mientras éste vive; pero si el marido muere, ella queda libre de la ley del marido. Así que, si en vida del marido se uniere a otro varón, será llamada adúltera; pero si su marido muriere, es libre de esa ley, de tal manera que, si se uniere a otro marido, no será adúltera. Así también vosotros, hermanos míos, habéis muerto a la ley mediante el cuerpo de Cristo, para que seáis de otro, del que resucitó de los muertos, a fin de que llevemos fruto para Dios.”
Estas palabras escritas por el Apóstol Pablo arrojan significativa luz sobre el asunto. Aquí Pablo declara que la única manera de ser libre de la ley, y consecuentemente del pecado, es por la muerte de Cristo. Esta exclusividad es el núcleo del argumento de Pablo.
Deseando asegurarse de que sus lectores entendiesen esta absoluta exclusividad, Pablo lanza un poderoso paralelo: “Porque la mujer casada está sujeta por la ley al marido mientras éste vive; pero si el marido muere, ella queda libre de la ley del marido. Así que, si en vida del marido se uniere a otro varón, será llamada adúltera; pero si su marido muriere, es libre de esa ley, de tal manera que si se uniere a otro marido, no será adúltera.
El razonamiento de Pablo va como sigue: Como sólo la muerte del marido puede hacer libre a la esposa para casarse de nuevo, sólo la muerte de Cristo puede hacernos libres de la ley para unirnos a Cristo. Ahora bien, sostener que algo más que la muerte puede hacer libre a una esposa de su marido equivale a decir que Pablo usó un ejemplo relativo para ilustrar un principio absoluto. Seguramente Pablo, con la experiencia habida como maestro, no podía haber caído en tal incompetencia. De manera obvia, usó este ejemplo porque creía que solo la muerte tiene el poder de romper el vínculo matrimonial como insiste en todo otro lugar. Esto es tan indisputable como decir: Pablo creía que solo la muerte de Cristo nos puede hacer libres de la ley del pecado.
Decimonovena Consideración
Cuestionando el así llamado “Privilegio Paulino”
“Pero si el incrédulo se separa, sepárese; pues no está el hermano o la hermana sujeto a servidumbre en semejante caso, sino que a paz nos llamó Dios.” (1ªCorintios 7:15).
Este versículo forma parte de algunos consejos que Pablo está dando a los creyentes casados con incrédulos. Desde el mismo principio él deja claro que estos consejos no fueron dados por el Señor: “Y a los demás yo digo, no el Señor…” (1ªCorintios 7:12).
Pablo necesitaba abordar estos asuntos porque algunos hermanos estaban confusos acerca de su situación matrimonial. Algunos se preguntaban si su unión era santificada o inmunda. Por consiguiente, no sabían si debían permanecer con sus parejas no creyentes o apartarse de ellas. Otros creían que estaban obligados a forzar a sus compañeros no creyentes a quedarse con ellos contra su voluntad. Esto causaba contención, lo cual a cambio daba lugar a situaciones desagradables. Así que Pablo abordó estas preguntas desde el versículo 12 al 16, concluyendo que somos llamados a vivir en paz.
Es importante darnos cuenta de que estas preguntas no fueron cubiertas por las enseñanzas del Señor, las cuales son: 1) ¿Es tal unión mixta algo inmundo? 2) ¿Debería el creyente dejar al no creyente? 3) ¿Debería el creyente obligar al no creyente a vivir bajo el mismo techo a coste de contención y debates? Ya que el Señor no mencionó una sola palabra respecto a estos asuntos, Pablo no podía haberle contradicho.
Sin embargo, surge otra pregunta. ¿Podían estos cristianos abandonados volverse a casar mientras que sus respectivos maridos o esposas aún viven? Algunos cristianos se aventuran a leer entre líneas y dicen sí. Sacan su conclusión del versículo 15, que dice: “Pero si el incrédulo se separa, sepárese; pues no está el hermano o la hermana sujeto a servidumbre en semejante caso, sino que a paz nos llamó Dios.”
Lo que estos cristianos parecen ignorar es que esta pregunta específica ha sido claramente cubierta por la enseñanza del Señor. La tenemos en Lucas 16:18, Mateo 5:32 y 19:9. Miremos brevemente a Mateo 5:32 “Pero yo os digo que el que repudia a su mujer, a no ser por causa de fornicación, hace que ella adultere; y el que se casa con la repudiada, comete adulterio.” Aquí vemos que la mujer fiel que ha sido repudiada por otra razón que fornicación, no puede volverse a casar, si lo hiciera, aquél hombre que se casase con ella también cometería adulterio, así como ella.
Esta regla de conducta, publicada por el mismísimo Señor, se aplica tanto a creyentes como a no creyentes. Ya que este es el caso, se aplica a tres posibles uniones, a saber, creyentes casados con creyentes, incrédulos casados con incrédulos y creyentes casados con incrédulos. No hay razón lógica de por qué el tercer grupo debería estar exento de acatar el mandamiento del Señor.
Decir que Pablo tenía el derecho de responder a preguntas que el señor no había cubierto es una cosa, y estoy de acuerdo con ello; pero atribuir a Pablo la autoridad para abolir la enseñanza Mesiánica acerca del nuevo matrimonio es inadmisible.
Conforme al Mesías, una persona es libre para volverse a casar solo y exclusivamente si la esposa es culpable de πορνεια. Esto es explícito en la enseñanza del Señor como expresa Mateo 5:32 y 19:9. Es claro, categórico, lógico e innegable. Entonces, pretender que hay otra razón establecida por el Apóstol Pablo es contrario a la lógica. Cuando Pablo dice: “Y a los demás yo digo, no el Señor…” evidentemente se refiere a algo que el Señor no había cubierto en Su enseñanza, pero lo concerniente al nuevo matrimonio había sido ya definitivamente cubierto por el Señor.
Añadido a esto, para asegurarse de que era entendido, Pablo termina el capítulo con estas solemnes palabras: “La mujer casada está ligada por la ley mientras su marido vive; pero si su marido muriere, libre es para casarse con quien quiera, con tal que sea en el Señor” (1ªCorintios 7:39). Como podemos observar esta conclusión sigue a los consejos dados a personas solteras y a viudas. Ciertamente no fue escrito para ellos. Entonces ¿para quiénes fue escrito? Fue escrito para todos los casos de personas casadas a las que se refería en el capítulo, lo cual incluye creyentes casados con incrédulos. Esto es confirmado de forma absoluta por Romanos 7:2 y 3.
Un escenario revelador
Según aquellos que creen en lo que ha sido llamado “El Privilegio Paulino”, a saber, que un creyente puede volverse a casar cuando el incrédulo lo abandona, el siguiente escenario es aceptable: Un hombre abandona a su fiel esposa porque quema la comida muy a menudo. La pobre mujer se queda sola y, según Jesús, no puede volverse a casar (ver Mateo 5:32). Mientras tanto, su vecino incrédulo abandona a su esposa porque es una cristiana estúpida que quema la comida muy a menudo. Ahora bien, conforme a aquellos que creen en el Privilegio Paulino, hay una inmensa diferencia entre las dos mujeres, la primera no puede volverse a casar, mientras que la segunda sí puede. Pero parece difícilmente lógico y ciertamente injusto. A mí me parece que esta conclusión es incoherente con Quien Dios Es. Esta conclusión no solo carece de lógica, pero también de armonía espiritual.
Para aquellos que creen en el “Punto de Vista del Compromiso Matrimonial” este problema no existe porque a ambas mujeres se les prohíbe volverse a casar hasta que sus respectivos maridos mueran. Aquí hay justicia y equidad. Uno podría tratar de rodear el problema diciendo que ambas mujeres pueden casarse. Pero para hacer esto tendrían que pisotear Mateo 5:32, lo cual es inaceptable.
Sección Novena
Considerando Jeremías 3:8 y Esdras 10
Veinteava Consideración
Ella vio que por haber fornicado la rebelde Israel, yo la había despedido y dado carta de repudio; pero no tuvo temor la rebelde Judá su hermana, sino que también fue ella y fornicó (Jer. 3:8).
Algunas personas han usado este versículo en un intento de demostrar que Dios no puede estar de forma absoluta contra el divorcio puesto que Él está aquí divorciándose de Israel. Esta conclusión revela una exégesis errónea. Dios está simplemente haciendo aquí uso de una metáfora para asegurarse de que Israel y Judá entendían Sus sentimientos. Esto no significa que Él respalda el divorcio. Solo significa que Dios tomó un ejemplo que todos entendían para transmitir un mensaje que no habría podido entenderse tan claramente sin la metáfora.
Se hace claro por el contexto que la referencia sobre el divorcio en Jeremías 3:8 se usa solamente como figura retórica. En el versículo 14 por ejemplo, leemos: “Convertíos, hijos rebeldes, dice Jehová, porque yo soy vuestro esposo; …” Usar este versículo para sostener que Dios no puede estar hoy totalmente en contra del incesto puesto que Él se ha casado con Sus hijos sería leer incorrectamente el significado de esta metáfora específica. Lo mismo es cierto cuando Dios se refiere a Israel y a Judá como dos hermanas que él ha tomado por esposas—Jeremías 3:6-10 (ver también Ezequiel 23:1-4). Imagina que alguien utilizase esta metáfora para insinuar que Dios no está hoy totalmente en contra de la poligamia puesto que él se ha casado con dos hermanas en Jeremías 3:6-10 (ver Levítico 18:18 también). ¿Qué le dirías? Ciertamente le dirías que es una conclusión falaz. Lo mismo sucede acerca del divorcio. Una cosa es segura: debe hacerse una diferencia entre las figuras retóricas y la realidad, de otra forma resultará un caos moral.
Veintiunava Consideración
Esdras capítulo 10 también ha sido usado para demostrar que Dios no está totalmente en contra del divorcio puesto que bendijo a los israelitas que repudiaron a sus mujeres paganas (Esdras 10:1-3, 11, 19,44). Pero aquí no se trata de divorcio, sino de arrepentimiento. En Malaquías 2:16 Dios dice que Él aborrece el repudio. La palabra usada para divorcio es שָׁלַח (shâlach), pero en Esdras, la palabra usada para despedir es יָצָא (yâtsâ). Es así porque no se trata de la misma cosa.
Un matrimonio es constituido cuando Dios junta al marido y a la mujer: “Por tanto, lo que Dios juntó, no lo separe el hombre.” (Marcos 10:9). Pero en Esdras capitulo diez, Dios no los juntó. Podría compararse a un matrimonio entre dos personas del mismo sexo. Si uno de ellos se arrepiente y abandona a su pareja no estaríamos hablando de divorcio ya que Dios nunca los ha juntado. Por ejemplo, en Mateo 5:32 leemos: “… y el que se casa con la repudiada, comete adulterio.” Aquí tenemos un matrimonio, pero Dios no está involucrado en ello. Él no los junta. Es por eso que tal matrimonio lleva al adulterio. Si el hombre se arrepintiese y dejase a la mujer divorciada no lo llamaríamos ‘divorcio’, sino más bien, el fruto del arrepentimiento.
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